CUMBRES DE CARTAGENA: SENDERISMO
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Rafting por el Segura: Del Cenajo a las Minas y más alla


Aunque tengo una querencia natural de salir solo, o en compañía de mis perros, al monte, las experiencias ajenas y vividas en primera persona, así como los omnipresentes consejos de los expertos me llevaron a los club de senderismo y montaña. Por mi experiencia no puedo sino recomendar que vuestras salidas las hagáis con ellos, tanto por preparación de los guías, buen ambiente con los compañeros y la tranquilidad de que la ruta te la dan hecha y si ocurre cualquier incidente tienen la experiencia y capacidad para solucionarlo.

No obstante desde siempre he acudido a profesionales cuando mis actividades se han desarrollado en entornos desconocidos, así he contratado con estos excursiones por el Pirineo, Asturias, Cazorla, Galicia ....  tanto de montaña como de rafting, u otras más turísticas. Unas habrán sido más amenas que otras, los guías habrán sido más o menos simpáticos y el ambiente pues lo da la personalidad del grupo, pero siempre han sido de una profesionalidad absoluta, conocedores del medio y sin la mas mínima queja, más allá de que desgraciadamente el tiempo de ocio se acaba y la estancia en los espacios naturales también.

Después de tanto años y variadas actividades he tenido mi primera experiencia negativa con una empresa de actividades en la montaña. Realmente no se el motivo por lo que ocurrió pero lo cierto es que pasó, no fue nada grave pero si desagradable.

El Centro Excursionista de Cartagena contrató los servicios de la empresa Charate para realizar el descenso en balsas de rafting desde el pantano del Cenajo hasta la localidad de Las Minas. El desplazamiento se realizaba en autobús dado el gran numero de personas que se apuntaron a la actividad  y que llenaron el mismo. Estaba previsto que este nos dejaba en la presa del pantano y posteriormente nos recogida en el punto de llegada, Las Minas,  por tanto no portábamos en las balsas ningún material más allá del bañador, la cámara fotográfica y los más previsiones una botella de agua. Posteriormente el autobús nos recogía y comíamos en alguna venta acompañados de una refrescante bebida.



La empresa antes de salir nos dio un bocadillo con un refresco para almorzar,  lo cual estuvo bien, por si alguien se presentó sin desayunar, para coger fuerzas para remar. Por tanto con el material justo vamos saliendo las distintas embarcaciones en un orden que yo suponía establecido por los organizadores. 

Habiendo realizado otros descensos en balsa neumática, este me resultó especialmente agotador, no se si fue por los compañeros que me tocaron o porque el río llevaba un caudal insuficiente, pero lo cierto es que fueron muchos los tramos de remar intensamente, cuando en otros realizados prácticamente solo había que remar para dirigir la embarcación o para salir de los rápidos o de los remolinos. Después comentaron que la presa solo soltaba agua hasta las once de la mañana por lo que teniendo en cuenta que terminamos pasadas las dos, estuvimos unas cuentas horas sin la ayuda de ese aporte de agua extra.

Por lo visto avisaron al club para que fuéramos antes, pero la convocatoria ya estaba realizada por lo que era casi imposible cambiar a ultima hora la misma sin correr el riesgo de que más de uno no la viera y se quedara en tierra. Hasta aquí son incidencias normales de una actividad en la que intervienen diversas personas y organismos. 

En los tramos finales de la actividad,  uno de los compañeros de mi balsa, la cual iba en segundo lugar, un experto guía de montaña que participaba en la actividad, al reconocer los parajes le advirtió al guía de la embarcación de que debíamos estar cerca del final, sin que este le diera más importancia al comentario. Advertido me fije en el horizonte y pude reconocer el paisaje, sobre todo el Cortijo que hay en el camino de los Almadenes del Río del Mundo y que visité hacia unos meses, por lo que le comenté al guía que por aquí debía de estar la desembocadura del Río Mundo, a lo que me respondió que no, que estaba río abajo, cerca de Calasparra. Me quedé perplejo y dubitativo, pero unos minutos después se despejaron todas las dudas al ver pasar a nuestra izquierda el Río Mundo, cosa que le advertimos. Ante el error que habían cometido no supieron reaccionar y parar inmediatamente las embarcaciones, se comunicó con el guía de la primera embarcación y decidieron seguir, algo incomprensible ante la evidencia.



Solo fueron unos cientos de metros más adelante cuando se toparon con la presa y cortijo del Bayo y decidieron parar, sobre todo porque el resto del río por lo visto o era impracticable o no lo conocían, ya que la mayor parte del personal estaba dispuesto a seguir hasta Calasparra.

En un principio este despiste no parecía especialmente grave, pero cuando nos reagrupamos la situación estaba un poco más complicada. Dado nuestra equipación (bañador, deportivos o chanclas), la falta de agua y comida y que eran las tres de la tarde de una caluroso mes de julio, así como el desconocimiento del estado del sendero, desaconsejaban retornar a pie hasta el autobús en Las Minas. La segunda opción era que viniera a buscarnos avisados por el todoterreno de la empresa que venia a buscar las embarcaciones, pero según algún “ingeniero en practicas” los autobuses grandes no podían pasar por la pista de tierra.

Solo nos quedaba una opción:  avisar al autobús para que se dirigiera a la Estación de Calasparra y nosotros ir a pie hasta la misma. Pero en las circunstancias antes descritas ¿podría un grupo variopinto de personas caminar unos 10 Km. por pista? La respuesta no tardó más de cien metros en producirse. NO. Al ver que en el Cortijo existía espacio suficiente para que un autobús girará se prefirió esperar a la sombra, mientras la empresa organizadora intentaba conseguir un mini autobús que en un par de viajes nos sacara a la civilización.

La espera se hizo eterna, las chicharras cantaban a máxima potencia haciéndonos una idea de la temperatura que hacia al sol, mientras, nos agrupábamos a la sombra de los pinos contando las mil y una anécdota que todos tenemos en nuestro baúl de los recuerdos. Los más fuertes o inquietos recorrían el entorno y los más hambrientos cogían almendras de un campo cercano, las partían con piedras y recuperaban el aliento.



Como un ángel caído del cielo nos apareció el padre de unos de los guías, vecino de Calasparra, que nos desaconsejó nuestra primera intención de salir andando y al mismo tiempo se acercó a  comprarnos botellas de agua, que engullimos como deshidratados náufragos en un mar verde y que evitó males mayores en los más cansados.

Tras un par de horas de espera, un vigía dice que algo viene por el camino, todos esperamos un microbús que nos saque de nuestro abandono, pero no, era nuestro autobús, al que alborozados recibimos con alegría, y que en contra de las previsiones si podía pasar perfectamente tanto vacío como lleno por la pista. “Un hurra por el conductor. ¡Hurra!”

Parecía que todo había acabado felizmente, nos cambiamos de ropa, pues secos ya estábamos, y de zapatos, tomamos un rápido bocado y nos dicen que nos dirigimos a una venta para comernos el bocadillo con abundantes líquidos de colores. No se el motivo, pero en puesto de dirigirnos a la mas cercana, que es lo que yo hubiera hecho, el autobús pone rumbo a la Venta del Olivo que esta de camino a casa pero en “el quinto pino”. 

Ya en la Venta del Olivo, y por si esto fuera poco, son sobre las cinco de la tarde, un compañero pide una bebida y saca su bocadillo en la venta, siendo recriminado por el propietario por lo visto con muy mala educación (yo no estaba presente y por poco se van sin mi mientras me cambiaba de ropa), por lo que nos vamos en busca de otro local con mejor trato, que encontramos en el Polígono Industrial de Cieza, donde por fin podemos recuperar fuerzas “merendando”.



Pero ¿como pudo pasar que se despistaran los guías de las embarcaciones y que no atendieran nuestras indicaciones? Por lo visto de los guías que iban solo dos habían realizado la ruta anteriormente y ninguno de ellos se puso en la cabeza de la flota. Un error de planificación casi infantil y supongo que fruto de la excesiva confianza en la capacidad de orientación de los guías de cabeza que vieron pasar el lugar de llegada sin saber identificarlo y sin tener en consideración nuestras advertencias, ya que por lo visto en lugar de fijarse en el lugar físico buscaban el vehículo todo terreno que venia a recoger las embarcaciones y que por lo visto se retrasó.

Y es que la prudencia es una virtud, pero la excesiva pasa a ser un defecto, el que cometí al no provocar un motín a bordo al ver pasar Las Minas y no detener la embarcación. La próxima vez no me pasa aunque tenga que ir armado con un arcabuz.

En cuanto a la ruta en si, esta travesía es una gozada de la que no pudimos disfrutar todo lo que quisimos por la necesidad de ir remando la mayor parte del tiempo. No obstante hubo tiempo para disfrutar de refrescantes baños en los tiempos de reagrupamiento, aunque luego cueste subir de nuevo a la balsa, también de disfrutar de los paisajes que nos deja el río, siempre desde un punto de vista distinto como es ir por el cauce del río, y como no, poder contemplar las sierras por las que transcurre el río (Cubillas, Pajares y Donceles) y que corta el Segura como cuchillo la mantequilla. Lamentable el estado de la Sierra de los Donceles que desde que fue pasto del fuego no parece que se hayan realizado ninguna labor de reforestación.

A parte de unos rápidos de escasa duración tanto en tiempo como en longitud solo tuvimos dos obstáculos que superar y ambos los hicimos bajando de la embarcación, supongo que por la falta de agua como fueron la Presa del Rey y el Azud de Torrearenas, no obstante si que hubo un par de pequeños saltos que sirvieron para soltar adrenalina y disfrutar un poco. Por ultimo algunas balsas también volaron por la presa del Bayo, pero yo me quede con las ganas. Y como no, también tuvimos nuestra ración de cañas, las cuales nos las comimos más veces de las que yo hubiera deseado. Ojo que también hay sus peligros en el río, no son cocodrilos, sino troncos de árboles caídos sobre el cauce cuyas ramas por azar quedan a la altura de las cabezas por lo que es fácil tener un accidente.

Con este ya llevo realizados tres tramos del Segura, y creo que de los “oficiales” solo me queda uno por realizar el que va del embalse de la Fuensanta al embalse del Cenajo, espero poder contarlo en próximos veranos y confiando que no se produzcan contratiempos.


Nos vemos en el monte, o en los rios, y ¡tengan cuidado ahí fuera!


Fecha: 6/7/2014
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Imagen del Track aproximado


PRESENTACION DE MIS IMAGENES


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