CUMBRES DE CARTAGENA: SENDERISMO
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Sigismondi, un tesoro con historia



En su grandiosidad Sierra Espuña esconde pequeños tesoros a modo de hitos naturales que son el objetivo del senderista o del montañero en sus rutas y que te sacan de la monotonía del infinito bosque y de las cumbres rocosas. De este modo tenemos, profundos y largos barrancos donde se generan condiciones particulares para el desarrollo de la naturaleza distinta del resto de la sierra y donde la humedad es la protagonista como el Barranco de la Hoz, Valdelaparra, Malvariche o Espuña; Cuevas con restos prehistóricos o no, pero en todo caso dignas de contemplar como las de La Plata, Moneda o de la Hoz; Espectaculares cortados como las Paredes del Leiva o el Cejo de la Ventanica, Huellas del pasado con fósiles o Etnografía con los Pozos de la Nieve y las mil y una sendas abiertas para la repoblación de la Sierra y los caños abiertos para el aprovechamiento del agua. 

En esta ocasión visitamos uno de los tesoros más escondidos de toda Sierra Espuña: El Arco de Sigismondi, comparable al durmiente de Sierra Espuña, una escultura del movimiento scout que cuando fue prohibido durante el franquismo se ocultó en la sierra sin que todavía se haya localizado y habiendo muerto ya sus protagonistas ENLACE con más información , o las misteriosas apariciones de seres de ultratumba que algunos dicen ver en las ruinosas instalaciones del antiguo sanatorio de tuberculosos y cuya maldición parece hacer que sus instalaciones no se reutilicen. 

Se trata de un arco de piedra que la naturaleza ha esculpido con el paso de los siglos y que dada su posición se hace imperceptible desde la distancia resultando únicamente visible el “dedo” o chimenea que lo acompaña. Se encuentra situado en la cara sur del Morrón Grande o de Totana (Espuña), orientado al suroeste, es decir mirando al Pedro López, como referencia  desde Las Alquerías a la izquierda de la Peña Soleada. Su acceso a través de una pedrera hace que su visita quede al margen del turista y solo los escaladores, montañeros y senderistas en forma puedan disfrutar de tan peculiar formación geológica.

Además de su curiosa forma este arco nos sirve como introducción histórica al montañismo en la Región de Murcia. Aunque pudiera ser conocido por los usuarios autóctonos de la sierra: cazadores y pastores, al público en general se da a conocer como consecuencia del desarrollo del montañismo y/o escalada en la Región, allá por el año 1954. En este año surge con fuerza entre un grupo de montañeros el anhelo de subir a todas las cumbres, picos y agujas que encuentran formando el Club Montañero de Murcia, y fruto del mismo, Baldomero Brugarolas Munuera y Montesinos García  escalan Peña Apartada y el Sigismondi en 1955, siendo sus compañeros los que bautizan el dedo y arco con tal nombre en honor del primer presidente del citado club D. José Luis Villar Sigismondi. La influencia política de este, era presidente de la Federación del Metal empresarial,  consiguió la legalización del club y que pudiera realizar sus actividades en una época de dictadura donde estaba prohibido el asociacionismo, teniendo todos ellos su origen en los movimientos scout.

Sin embargo mi conocimiento de la existencia del citado arco es de hace poco tiempo y nunca había subido ya que la dificultad del terreno me aconsejaba realizarlo con guías expertos conocedores del acceso y dado que el club lo tenía entre sus proyectos pendientes desde hace algún tiempo preferí realizarlo cuando se programase.

Es tan peculiar esta formación que recientemente ha dado nombre a un club de montaña, la Asociación Montañera y Senderistas Sigismundi, con sede en Lorca y que tiene una intensa actividad por nuestras montañas más cercanas todas las semanas por lo que te enlazo sus datos por si son de tu interés. ENLACE.

El acceso al Arco de Sigismondi se realiza subiendo y bajando por empinadas pedreras, parcialmente señalizado con hitos pétreos y donde la fuerte pendiente con tramos superiores al 40% y el terreno pedregoso impiden la clásica subida haciendo eses por lo que se hace más sufrida, no obstante es asequible a todo aquel que con un mínimo estado de forma se sepa desenvolver por terreno empinado y con pedreras, teniendo que tener un miedo a las alturas poco desarrollado. Como esto les pareció demasiado sencillo a los descubridores del entorno, no tuvieron más ocurrencia que indagar la accesibilidad de una canal: El Canalón del Diablo, le llamaron.

Se trata de una estrecha canal que separa la Peña Soleada del macizo del Morrón, con una empinada subida vertical que te obliga a realizar al menos dos trepadas de cierta entidad. La primera se supera sin mayor dificultad dada su escasa altura y la existencia de agarres para las manos y puntos donde anclar los pies. La segunda con una altura superior a los tres metros cuenta igualmente con lugares donde asirse, no obstante debes de tener la agilidad y fuerza suficiente para sortearla. En nuestro caso la presencia del guía nos indicaba donde debíamos de colocar manos y pies y los compañeros te elevaban desde arriba si notaban que necesitabas un empujón final. 

Pura diversión montañera en una claustrofobia cerrada de la montaña donde a la sombra pasamos un largo tiempo dado que lo numeroso del grupo hacía lenta la progresión, lo que nos permitía admirar el entorno tan poco común en nuestras rutas senderistas. 

Aunque las crónicas que leí de este Canalón del "Demonio" no daban mayor importancia al destrepe, lo cierto es que una vez que acabas de subirlo tienes que bajar realizando una destrepada de unos 5 ó 6 metros. La vista al vacío o patio te puede paralizar por lo que es mejor darte la vuelta y bajar mirando la roca y buscando los apoyos donde colocar manos y pies, como hay muchos, con calma y ayuda se baja sin problema, sobre todo si vas acompañado de expertos montañeros que caminan por las rocas como cabras montesas. De todas formas no es un lugar para probarte a vencer al vértigo ya que una vez que estas arriba tienes que bajar por alguno de los lados y ambos tienen su dificultad.

Por cierto Cancerbero estaba de permiso porque no lo vimos o tal vez le haya afectado la reforma laboral y su endemoniado jefe lo haya mandado al INEM, dejando las puertas del infierno “Hades” abiertas, por lo que los vivos ya pueden entrar y el mundo se puede llenar de “caminantes”(zombies), a través del Canalón de "Lucifer", el cual no es necesario recorrer para realizar la visita al Arco y Dedo de Sigismondi, pudiendo ir y volver rodeando la Peña Soleada.

Y como la ruta se quedaba escasa de kilómetros y desnivel, que no de dificultad, el guía ideó calentar los gemelos para prepararlos para la dura subida por el Morrón de Totana, haciendo la cumbre de Peña Apartada o Las Cunas. Es decir que sin escalar seguimos los pasos de los primeros montañeros de la región y pudimos disfrutar de la vista cercana de las dos agujas que escalaron en su aprendizaje con los rudimentarios medios materiales de mediados del siglo XX.

Aunque no surfeamos en esta ocasión, lo dejamos para otra ocasión con más tiempo, en  el descenso de Peña Apartada hacia Collado Bermejo, además de la icónica figura que da nombre a la montaña, también pudimos ver  la pequeña formación rocosa que han bautizado por su parecido razonable con una tabla de surf, rodeada de un mar verde embravecido de fondo.


DESCRIPCIÓN DE LA RUTA

Partimos del Área Recreativa de Las Alquerías, ENLACE al punto de inicio, donde cogemos el PR del Barranco de Ballesteros que en una tendida subida y por una magnífica senda forestal de repoblación nos sube hasta la mismísima cumbre de Las Cunas. Fotos de rigor y prendas de abrigo en la cumbre junto con alguna que otra bebida espirituosa que nos calentara el cuerpo y nos levantara el ánimo ante el duro reto que nos quedaba.

La bajada la realizamos por otro sendero que en una bajada mucho más directa, corta y empinada nos deja en el Collado Bermejo donde nos reagrupamos antes de continuar.

Paralelo a la carretera y al Camino del Pinillo que va a la C.F. de La Carrasca y que transcurre por la cara sur del Pedro López, existe un sendero que mediante hitos va ascendiendo progresivamente hasta salir de la zona boscosa y conectar con un mar de piedras que caen de las peñas del Morrón Grande. 

Circunvalamos la Peña Soleada saltando de pedrera en pedrera y remontando un embudo final en cuyo origen se puede divisar el Arco de Sigismundi bajo el dedo que nos sirve en todo momento de orientación para su búsqueda.

El grupo se apalanco junto al arco como si con un ser querido se hubiera reencontrado y así un domingo al sol, pasamos junto a este monumento natural un largo rato, que sin duda merece, y que aprovechamos para las fotos de rigor y reponer fuerzas para superar el último endemoniado reto del día.

Aunque costó finalmente todos abandonaron el lugar y por fin pude fotografiar el Sigismundi sin la presencia humana, manías que tiene uno. Con mucha precaución por el tremendo desnivel y la presencia de piedras sueltas bajamos hasta el acceso del canalón, unos por el centro, los más osados y el resto a izquierda y derecha de un figurado embudo.

Ascensión lenta pero segura por el Canalón del Diablo y destrepe para salir a la cara este de la Peña Soleada bajando por una empinada pedrera hasta la base de las verticales paredes rocosas del Morrón Grande, un lugar subyugador, grandioso y que nos empequeñece aún más a los minúsculos humanos. Ahora toca bajar la pedrera, los más puristas clavando tacones y bajando alegremente, los poco ortodoxos deslizándose como pueden y finalmente los menos hábiles levantándose de vez en cuando del suelo que besan por donde pisan, esto es amor por Sierra Espuña, ¿o será otra cosa?

Agotados del esfuerzo, en estos momentos se advierte que bajar un pedrera cansa e incluso se llega a sudar, tanto por el esfuerzo como por la tensión, supongo, finalmente llegamos al camino que nos lleva hasta La Carrasca, buen lugar para relajarse en sus bancos de piedra junto a la fuente que mana agua fresca. Un ratico de pista hasta el Collado Pilón que da para comentar esta impresionante ruta, de obligada realización para todo aquel que se sienta con aptitudes y quiera conocer hasta los más íntimos rincones de Sierra Espuña.

Si prefieres hacerla circular solo tienes que continuar por un señalizado sendero hasta Las Alquerías ampliando en 3 km. la longitud y si quieres un poco más de aventura también puedes bajar por la empinada canal paralela a la carretera asfaltada.



Nos vemos en el monte, y ¡Tengan cuidado ahí fuera!



Video de la ruta realizada por ATA


PRESENTACIÓN DE MIS IMÁGENES


DATOS DEL GPS








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