Acompañando a la época estival el CEX nos propone una ruta por kayak de mar desde Cala Reona hasta la Cala del Barco, aunque en principio solo estaba previsto llegar a Calblanque para regresar por mar, el aumento del viento de levante y el tratarse de un grupo de iniciación hizo aconsejable seguir con viento de popa y regresar en autobús.
El principal motivo por el que participo en este tipo de actividades es el de poder tener una visión de nuestros espacios naturales desde otra perspectiva, desde el mar. Teniendo en cuenta la vocación marinera tradicional de nuestras gentes, muchos de los topónimos de nuestras montañas tienen su origen en esta actividad y solo desde el mar se pueden llegar a comprender. Como ejemplo el Cabezo de la Aguja, debajo de La Muela, debe su nombre a una aguja de piedra que existe a nivel del mar, siendo muy dificultosa su visión desde tierra, pero espectacular desde el mar, lo mismo ocurre con Punta Espada, que vista desde el este, no cabe duda que es una espada de piedra tumbada sobre el mar, entre otros muchos ejemplos que te animo a buscar.
Primando mi deseo de tener nuevas perspectivas en los paisajes de nuestro abrupto y montañoso litoral, el hecho de conocer unos cinco kilómetros más de costa me resultó muy gratificante por lo que le doy las gracias a Eolo. Y es que sin desmerecer la primera parte del recorrido, creo que las zonas más agrestes y espectaculares las pudimos contemplar una vez pasado playa Parreño.
El recorrido comienza en Cala Reona, presidida por el Atalayon, una de las calas que afortunadamente aun se conserva sin urbanizar excesivamente y esperamos que se mantenga así para siempre o mejorando con la puesta en valor de los restos arqueológicos existentes, de la zona minera, señalización de senderos y repoblación del entorno. En ella pudimos disfrutar del hito más espectacular de todo el recorrido, tal vez minusvalorado por el hecho de haberlo visitado nada más salir, como es la Cueva de las Palomas. Se encuentra horadada por su parte superior fruto de los derrumbes, pudiendo acceder una decena de metros con la embarcación. Dado lo angosto del espacio hay que entrar en grupos de dos para no formar tapón en la entrada.
Continuamos la navegación saliendo a mar abierto para coger las olas que vienen de levante y alejarnos un poco de la costa hacia donde nos empujan. El siguiente lugar que me llamo la atención fue Cala Cocón, cuyo nombre dicen que viene de que los mayores asustaban a los niños diciendo que allí estaba el “coco” a fin de que no bajaran a la misma dada la peligrosidad que conlleva. En esta cala se pueden divisar unas curiosas formaciones geológicas que parecen formar las columnas de un edificio a ambos lados de la misma.
A partir de aquí una lengua de piedra se introduce en caída suave y descendente desde lo alto de punta Barriga, dando lugar a Punta Espada. En este trayecto se puede ver perfectamente el GR con esas pequeñas criaturas de colores vivos que lo recorren y que no son insectos, sino senderistas estivales.
Tras pasar esta punta nos dirigimos a nuestro primer “desembarco”, el guía que iba conmigo en el kayak en este primer tramo, me pregunta si nos han explicado como se hacia, a lo que yo respondí que no. Efectivamente se les había pasado por alto darnos unos cuantos consejos de como coger las olas para no naufragar. A modo de resumen:
- Entrar a la playa por el lado de donde vengan las olas para que las rocas nos sirvan de protección de la corriente
- Entrar en modo perpendicular, nunca horizontal salvo que quieras bañarte.
- Ver si existe cadencia en las olas y esperar a que estas sean las de menor intensidad.
- Remar como si tu vida dependiera de ello hasta llegar a la orilla.
Para evitar chapuzones generales, con el consiguiente riesgo de lesiones al chocar nuestro cuerpo con la propia embarcación o con una ajena, la entrada se hizo de dos en dos y los guías se adelantaron y a pie iban rescatando y/o enderezando los kayak para facilitar la maniobra. A pesar de todo algun que otro naufragio hubo, “en busca de la aventura”
Estamos en la Cala de los Dentoles, supongo que habría muchos peces por aquí hasta el punto de denominarla así ENLACE, una amplia cala que te puede servir para huir de la marabunta de las más cercanas y masificadas de Calblanque que se produce en esta época, a pesar del que parece ser un intento de negocio con el parque regional (4 € por aparcar), en lugar de mirar por la protección de la naturaleza y poner un servicio de autobús económico tal y como hacen muchos parques nacionales, evitando así la contaminación de cientos de vehículos, el impacto visual de los mismos, el deterioro de caminos y la afectación del mundo animal y vegetal. A este respecto me sorprendió muchísimo la escasísima presencia de personal en Playa Parreño, lugar habitualmente muy concurrido en verano y donde no había nadie a medio día, a lo mejor va ser bueno este método y lo que tienen que hacer es poner todavía más cara la entrada y así solo seria asequible para las personas más pudientes, que son pocas, y por tanto el impacto seria casi nulo.
El siguiente ejercicio practico de kayak consistió en salir de la cala en contra de las olas, este fue mas sencillo y se saldo sin chapuzones, solo consiste en volver a remar como un "descosio" en contra de las olas y aprovechar cuando estas “estén descuidadas” y sean más pequeñas.
El siguiente punto geográfico que tenemos a la vista es Punta Negra, fácilmente identificable por el color de la rocas, y que una vez flanqueado se abre ante nosotros un paisaje muy conocido las playas y montañas del Parque Regional de Calblanque, pero visto desde el mar.
Grandiosa se nos muestra Punta Blanca, duna fósil que da nombre a todo el entorno y a cuyo alrededor se encuentran las más conocidas y frecuentadas playas de este espacio: Calblanque, Las Cañas, Larga, Negrete... situandose enmedio de estas los molinetes que han instalado para proveer de agua las salinas de un modo muy ecologico.
Superada Punta Negrete llegamos a Playa Parreño, una vez hechas las practicas y con la teoría aprendida el atraque se realiza sin dificultad alguna, claro esta que la intensidad de las olas ha bajado en este momento del día.
Aquí los organizadores nos tenían preparado un almuerzo muy sano con fruta a "gogo", que el personal agradeció enormemente para refrescarse. Tengo que reconocer que despues de la ultima experiencia con empresas de ocio y agua iba un poco resabiado, no obstante en esta ocasión y como suele ser habitual una organización perfecta, profesional e incluso amena por parte de los guias. Un nuevo baño en una de las más bonitas playas del parque natural bajo los cortados del Cabezo de la Fuente.
Como ha bajado la intensidad del “levante” la ruta la continuamos muy pegados a la costa, aunque eso a mí me producía cierto respeto por la inexperiencia y pensar que podía ser arrastrado contra las rocas por las olas, sin embargo hace que no te pierdas ni un detalle de los mil rincones, cuevas, cortados y curiosas formaciones que el mar ha creado en la roca negra.
En Punta Parreño existen hasta tres cuevas o entrantes que parecen formar una madriguera gigante. De aquí hasta el final toda la costa es un museo de figuras esculpidas por el mar que tu imaginación puede identificar con mil formas. Así la Punta del Hacho parece el ombligo de Calblanque totalmente retorcido hacia dentro y que parece una puerta al centro de la tierra, unos plegamientos en la corteza terrestres que deben hacer las delicias de los geólogos.
Aunque pensaba que ya íbamos a ir de un tirón hasta el final, realizamos una nueva parada con baño en otra cala, supongo que para poder hacerlo con tranquilidad sin la presencia de bañistas de alto standing. Según un letrero que hay la misma es “Cala Yu”, y visto que en los mapas no pone nombre pues con este se queda. Se encuentra situada entre Cala Golera y la Cala del Cuervo y cuenta con una puntiaguda figura de piedra que se asemeja a una foca saliendo del mar. Si te asomas al borde de dicha figura obtendrás la visión de una paisaje marino, duro, abatido por las olas y con una “ventana” de piedra al final.
Estamos al lado de nuestro destino final al cual llegamos superando Punta de Loma Larga y realizando una entrada entre rocas y cabezas de bañistas ilusos que no veían la falta de pericia de algunos tripulantes.
Una experiencia la del kayak marino que te recomiendo para estos meses estivales siempre que tengas una mínima forma física y sabiendo que los guías te lo van a poner fácil, con paradas y ritmo llevadero, se trata de disfrutar del mar, cosa que se consigue y que probablemente recuerdes los días siguientes con agujetas en esos hombros y brazos que tan poco ejercitados tenemos la mayoría de senderistas.
Nos vemos en el monte, en el río... o en el mar, y ¡tengan cuidado ahí fuera!
Fecha: 31/8/2014
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