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SEMBRANDO EN RÍO SECO

La ruta de esta semana es especial, no por el lugar, que también lo puede ser en caso de que no lo conozcas, sino porque voy acompañado de mi hijo. No es la primera que vez que salgo con él al monte, pero si la primera vez que intento un ruta organizada por un club y por tanto teniendo que ir al paso del grupo. Hasta ahora hemos visitado muchas de las fortalezas de Cartagena, unas andando y otras en coche, así hemos estado en La Atalaya, Castillitos, San Julián, San Pedro (la chimenea), El Calvario, Aguilones ... pero a nuestro ritmo, y haciéndole juegos para que el desnivel y los kilómetros pasen lo más desapercibidos posible y con el aliciente final de visitar un castillo o instalaciones militares.

El verano pasado con tan solo 3 añitos participamos en una salida del CEX a la Torre Santa Elena y fue una mañana estupenda con baño incluido, pero de muy corto recorrido y desnivel. Dada su endeble salud y la escasez de actos programados por los club para niños no había podido probarlo en rutas de más exigencia, por lo que nos apuntamos a ésta, con permiso claro esta de su madre, ya que coincidia con su día.

Mi experiencia personal fue descubrir la montaña por casualidad, ya que yo vivía en el campo, el cual con mi bicicleta, el huerto de mi abuelo y los caminos, que todavía no eran del trasvase porque no existía, disfrutaba plenamente. Pero no había visto una montaña sino en la televisión, cuando íbamos a Cartagena desde el puerto o en los viajes en coche o tren a lo lejos. Y digo que fue por casualidad ya que al trasladarnos a la ciudad, con la finalidad de conocer nuevos amigos me apunté a un grupo scout y a partir de ese momento la montaña formó parte de mis aficiones favoritas.

Que a mi me guste, no quiere decir que a mi hijo le tenga que gustar, de hecho yo soy aficionado al fútbol y al puñetero crío no le gusta darle patadas al balón. Pero por lo menos quiero que tenga la oportunidad de que elija esta opción, yo estoy sembrando, ya veré si recojo, ya que siento una gran y sana envidia de esos padres que van a las rutas acompañados de sus hijos.

En esta ocasión tengo que decir que sus primeras manifestaciones fueron un desconsuelo para mi, ya que llego diciendo que solo habíamos andando y hecho fotos, esta frustración le viene dada porque teníamos previsto acudir a otra ruta donde habían preparado un juego de buscar el tesoro y en ésta se quedó con las ganas. No obstante estoy seguro que con el paso de los días recordará con ilusión sus “escaladas” por el cauce del río, el llenarse de barro hasta los ojos, tirar piedras al río, el “matar” hormigas, las carrerillas con los otros niños o el subir y entrar en una cueva, por lo que me temo que la próxima vez que me vaya solo le va a costar un disgusto.

Descripción de la ruta

El Río Seco se encuentra en el termino municipal del Pilar de la Horadada, en la provincia de Alicante pero en el limite con la nuestra. Se forma en la Sierra Escalona y es a su paso por el paraje y urbanización de Campoverde donde existen unas formaciones fruto de la erosión que pueden considerarse como una ciudad encantada o mágica, en semejanza a la de Cuenca o Bolnuevo.

Puedes hacer dos rutas fundamentalmente:

a) la integral bien desde el nacimiento del río o desde Campoverde hasta la desembocadura en la playa de las Mil Palmeras, andando o en bicicleta de montaña, siguiendo el curso del río o remontándolo, aconsejable en cualquier época del año, con la única precaución en épocas de lluvias por lo intransitable que se puede poner el cauce por el que hay tramos que hay que circular. La distancia sería de entre 10 y 15 km.

b) ruta circular señalizada que partiendo del aula natural de Campoverde recorre el cauce del río. Esta es la que hemos realizado, resultando unos 6 km. y 300 metros de desnivel según el GPS.

Aparcamos los vehículos en el entorno del aula natural y bajando en dirección al río nos encontramos con un letrero que nos lleva al mismo.

El resto de camino no tiene perdida ya que consisten en ir descendiendo junto o por el río, por donde se pueda pasar, existiendo en los tramos más conflictivos unas maderas o unos neumáticos e incluso unos escalones excavados.

Maravillados por las mil y una formación que la erosión ha realizado en el cauce, donde se puede observar fósiles, así como por la exuberante vegetación de ribera y los trinos incesantes de diversas clases de pajaros, llegamos a un cruce de caminos presidido por un “Pegaso” esculpido en roca.

Aquí existe la opción de hacer aun más corta la ruta y regresar por el barranco "Majá de las vacas" o de continuar río abajo como nosotros hacemos hasta llegar a un camino que atraviesa el río, lugar que aprovechamos para descansar y avituallamiento.

Regresamos remontando el río por el "afluente" antes citado hasta llegar a la Cueva “Ahuma”, que se encuentra cruzando la carretera, justo enfrente de un mapa de la ruta. El resto del camino hasta el punto inicial hay que hacerlo por asfalto, no obstante como estamos en el Pinar de Campoverde no se hace demasiado pesado.