CUMBRES DE CARTAGENA: SENDERISMO
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SAN JULIAN NOCTURNO




No es la primera vez que subo al Castillo de  San Julián de noche, pero nunca antes lo había hecho con luna llena. Estamos en verano y que mejor plan que subir al monte haber el satélite en una noche despejada, a esto hay que añadir las impresionantes vistas del entorno de un forma diferente, con las luces artificiales de hombre que dan unas vistas únicas de la ciudad, del valle de Escombreras, de nuestro litoral e incluso de nuestro campo, hasta donde nuestros ojos y la boria típica veraniega, afortunadamente escasa o nula en esta ocasión, nos deje ver. 

En mi aprendizaje autodidacta de fotografía uno de los campos más difíciles y para los que mejor equipo, tiempo y practica se necesita, es la toma de imágenes nocturnas, pero sin duda aprender de la experiencia e intentar aprovechar al máximo las posibilidades de tu cámara es lo que más estimula continuar. Aunque para este tipo de fotografía lo que más se necesita es oscuridad absoluta, para poder sacar las estrellas junto a paisajes en noche cerrada, me apetecía probar con la luz de nuestra ciudad y su entorno marítimo. Este fue por tanto el principal motivo de hacer esta ruta un lunes noche de luna llena, claro está que también porque estoy de vacaciones. 

Aunque el resultado no me ha convencido del todo por los dichosos “hot pixeles”, para ser de las primeras es un buen punto de salida.

En un principio lo que más me sorprendió fue la cantidad de gente que acudió a la ruta, y más por la poca repercusión en forma de comentarios que había tenido la publicación en la red social, por lo que esperaba que fuéramos cuatro gatos. Pero lo cierto es que fuimos bastantes y variopintos, familias con niños pequeños, corredores de montaña que contaban sus batallitas, expertos senderistas de toda la vida y los nuevos que nos vamos reintroduciendo en la montaña, vamos de todas las edades y motivaciones pero que nos unió en esta ocasión, la luna, la montaña y Gerardo que creó el evento.

Otra cosa que me sorprendió es la contaminación lumínica, impresionante, realmente hace falta tanta luz en el valle de Escombreras, en el puerto de Cartagena o en la misma ciudad. Y todo esto en plena crisis y con precios desorbitados de la electricidad, ya sé que las centrales se la generan y el alumbrado público lo pagamos entre todos. Pero lo que realmente fastidia es que luego tengan calles enteras de pueblos y barriadas de nuestro término municipal y rotondas en carreteras secundarias sin luz alguna, totalmente a oscuras, con el peligro de inseguridad ciudadana y de accidentes que tal actitud puede causar. No sería mejor poner luces más eficientes, en menos cantidad y mejor distribuidas. Perdonen por la racionalidad, no le vamos a pedir peras al olmo, que primero compran y ponen farolas donde no hacían falta y ahora las desconectan porque gastan mucho.

Había un aliciente para muchos de los participantes, un baño a la luz de la luna en Cala Cortina al finalizar la ruta. En esta ocasión unos se bañaron, otros por dentro con lo que yo os imagináis y unos pocos regresamos en seco por diversos motivos, mayoritariamente laborales.  Y es que una ruta en verano, por nuestro litoral, sin programar un bañito es como un jardín sin flores. 

Descripción de la ruta


Aparcamos los coches en el aparcamiento de los Techos Bajos, toda una institución en la restauración cartagenera, siendo este el punto de salida en el típico barrio de pescadores de Santa Lucia, que está celebrando en estos días sus fiestas en honor al Apóstol Santiago, de regreso pudimos ver y oír como se desarrollaba una velada flamenca en el puerto pesquero, a la orilla del agua. 

Este tramo inicial hay que hacerlo por la urbe hasta llegar a las instalaciones de la antigua factoría de peñarroya por las que atajamos la pista y comenzamos la ascensión por la misma. Aunque era un paseo, algunos se lo tomaron como una carrera y no se les vio el pelo en la ascensión, el resto nos deleitamos con las vistas del atardecer de la ciudad y conforme cogíamos altura iba entrando la noche, siendo noche cerrada cuando llegamos al castillo de San Julián.

Pero por cierto, donde estaba la luna, durante casi toda la subida no  se veía por ningún lado, ¿se habrán equivocado y hay luna nueva?, no, justo al volver una curva ya casi en lo alto del monte San Julián, aparece sobre nuestras cabezas en todo su esplendor, eso sí con menos intensidad que el disparate de lucerio que tienen armado las industrias del valle, y que le hacen sombra  hasta la luna. 

Ya en el castillo buscamos un lugar para cenar bajo la luz del satélite y los que ya veníamos con la tarea hecha, nos dedicamos a recorrer el fantasmagórico entorno y hacer unas foticos a la ciudad y sus luces.

El descenso lo realizamos por un sendero que rodeando el castillo nos baja por su cara sur, mirando a escombreras, hasta contactar con la pista. Es muy asequible y solo tiene un par de pendientes que con tierra suelta hay que hacer con precaución, pero el máximo riesgo es que te des una culá.

Es esta ocasión se me olvido el frontal, y la verdad es que lo he paseado en las dos o tres últimas rutas nocturnas que he hecho, ya que con la luz de la luna es más que suficiente para iluminarte el camino, no obstante como no sabía por dónde íbamos a bajar, el guía me dijo que no hacía falta, como así fue.

Una vez en la pista, ya más relajados, daba la noche para la tertulia y así compartimos las ultimas aventurillas montañeras, barranquista o de carreras, según la especialidad de cada uno. Y así casi sin querer, y sin ver, pasamos la batería de Trincabotijas y llegamos a Cala Reona.

Aquí el grupo se dividió y los que regresamos primero fuimos compartiendo nuestras próximas andanzas veraniegas entre otras cosas en una noche bochornosa ya que no entraba ni chispa de viento por ninguna parte. Esta ultima parte tiene un tramo peligrosillo ya que hay que ir por la carretera, mucha precaución.


Hasta la próxima, nos vemos en el monte,

Guiada por Gerardo (Trote)
Imágenes propias
Imágenes Gerardo
Track

Presentación de mis imágenes


Datos del GPS


















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