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Sierra de la Serrella: Arco de África y Cumbre de Pla de la Casa

Día 1.

Tras tres horas de autobús llegamos al pueblo de Quatretondeta, su nombre obedece al diminutivo de Quatretonda, que según los expertos significa "cuadra redonda". Algunos compañeros al ver los curiosos nombres de estos pueblos elucubraban con un posible origen italiano de los mismos, pero no iban bien encaminados, así Facheca proviene de la palabra que en árabe significa «haya», que tiempo atrás era muy común en esta zona y Famorca, no está muy claro entre los entendidos pero la teoría más seguida es que viene del latín “amurca”, que significa “hez del aceite”, y que la “f” no es etimológica, sino añadida.

Este fin de semana en las sierras alicantinas de la Serrella y de la D’aixorta, se plantea como de rutas senderistas, esto es sin grandes trepadas, sin nieve y por senderos más o menos señalizados, evitando el monte a través y con la finalidad última de poner el broche final a un año en el que hemos podido ver una selección de los más impresionantes arcos que tenemos en el sureste peninsular, con el Arco de África y Los Arcos (traducción libre del alicantino-valenciano-catalán “Els Arcs”). No obstante visto lo variopinto del grupo en ambas rutas se dio la posibilidad de hacerlas con menos desnivel y distancia, pero siempre llegando hasta los dos hitos geológicos, motivo principal de hacer esta salida de fin de semana.

Tras estirar después del suplicio del bus, cogemos el camino de la Font Roja, un sendero muy agradable de caminar bajo la mirada inquisidora de las afiladas agujas de los Frailes (Agulles dels Flares), lugar que geológicamente merece por si solo una visita y poder atravesarlos colándonos en medio de su procesión, lo dejamos para otra ocasión. Hacemos una breve parada en la Carrasca de la Tía Sofía, árbol monumental que cuenta con rotulo en el que lo describe (ver foto).

Casi sin darnos cuenta llegamos a la Font Roja, que sí tiene agua, no como la Font de l’Espinal que se encontraba seca. Esta zona es lluviosa y llega incluso a nevar, pero no en este año tan seco y escaso de precipitaciones.

Tras reagruparnos nos dirigimos al Collado de Borrell donde buscamos el curioso Arco de África situado en la solana bajo la Penya D’Africa de 1269 m. Los más osados ascienden desde el Polo Sur hasta Sudafrica donde se hacen las fotos de rigor y vuelven al sendero. El resto se queda a una distancia idónea para apreciar la magnitud de este mapa transparente del continente negro, ¡que curiosidades tienen las montañas!. Y todos juntos cantaron aquello de

Hoy es tu día, lo siento.

Tú allanaste el camino, créelo

Si bajas, levántate, oh, oh

Cuando bajes levántate, eh, eh

Tsamina mina zangalewa

Zonk' iZizwe masibuye porque esto es Africa (África, África...

Tsamina mina, eh, eh.

Waka waka, eh, eh

Regresamos al collado y desde aquí los más hambrientos y menos alpinistas ponen rumbo al pueblo de Facheca donde les espera el autobús, el bar, la piscina, las cervezas, la verdad no sé cómo quedamos en ruta algunos, debe ser que nos afectó el mal de altura (recordar que estamos a 1200 m.). Con jubiloso ritmo rodeamos el Pla de la Casa y por su cara este sorteamos una corta pero intensa subida. Un prado verde junto al inmenso pozo de la nieve, o nevero como le llaman los letreros, es el lugar escogido para reponer fuerzas. Casi todo el grupo hacemos la cumbre de 1385 m. superando una pequeña trepada cimera, para inmortalizar nuestra subida junto con la cruz que muestra su amor eterno a esta Sierra de la Serrella.

Tras el bucólico picnic al solecito ponemos rumbo al collado bajando por un sendero con gran desnivel, de nuevo a la Font Roja y giramos a nuestra derecha para conectar con el sendero que nos baja a Facheca, un largo y tendido tramo que se nos hace más fatigoso al poder ir contemplando como se acerca el bar sin poder tocarlo. A medio camino una llamada por walki nos alerta de que la cerveza se había acabado en el bar, que no tengamos prisa. Con la esperanza de que bien sea una broma de nuestro Jefe de operaciones Manolo o de que algún refresquito de otra clase quedará aceleramos el paso y llegamos en un santiamén. Efectivamente fuimos unos crédulos inocentes y pudimos disfrutar de cervezas a gogo junto con tapas típicas de la zona en un merendero mucho más frecuentado de lo que me esperaba, claro que es el único del pueblo.

El Cartagena ganó, el Madrid, también y del Barsa no hablo (Xavi dimitirá), un día perfecto.

Pero esto no acaba aquí. Una magnifica cena con una sopita que tenia de todo menos el líquido elemento, tenía más tropezones que los que dimos bajando de la montaña, un tiernísimo y generoso secreto y para finalizar postres caseros. Creo que no andamos lo suficiente para quemar este dispendio de calorías. El vino flojeo, hacía tiempo que no probaba un vino tan recio, con un sorbo te cambiaba la voz al pasar por el gaznate.

No me quedo más remedio que hacerme una ruta nocturna callejeando por el pueblo, pero la verdad no sirvió de mucho ya que al ser tan pequeño en cuanto terminaba una calle te salías a los campos de cultivo, pero tiene su encanto visitarlo sin un alma en sus calles, en absoluto silencio, muy limpio y con construcciones muy bien conservadas y decoradas.