Esta ruta es muy parecida a la que puedes encontrar en el siguiente ENLACE, la cual realizamos como previa a la ruta que hoy hemos organizado con el Centro Excursionista de Cartagena. La única diferencia sustancial es que hemos eliminado la canal por la que salimos de las inmediaciones del Arco ya que exigía el hacer trepadas y eso limitaba bastante la asistencia de compañeros, por tanto esta es una ruta estrictamente senderistas. Aun así tiene la dificultad de bajar hasta el Arco, por terreno abrupto, con piedra suelta y sin sendero y como no es necesario para su contemplación, te puedes ahorrar este tramo y disfrutar de las vistas desde el mirador al que te lleva el track cerca de la cumbre. Para más información sobre los hitos más importantes que puedes encontrar en la ruta recomiendo que visites la crónica de la previa en el enlace de arriba.
Este entorno es conocido como Coto del Cabo, terreno que ha tenido un uso intensivo por parte del ejército, sobre todo desde la instalación de los cañones Vickers en Castillitos (C-1) y las baterías anexas del Jorel y el Atalayón, junto a otros enclaves como La Picadera o el cuartel sito en el Campillo de Adentro. Y son precisamente estas las que atraen a cientos de turistas que colapsan el pequeño aparcamiento que hay próximo a las mismas cualquier día festivo.
A pesar del aspecto árido de todo el entorno donde predomina el matorral de esparto, cornicabra, romero, palmito etc. frente al arbolado que tiene una escasa representación con pequeñas manchas de pino carrasco fruto de las repoblaciones realizadas en el pasado por el Ministerio de Defensa como propietarios y hoy día por las pequeñas aportaciones que asociaciones como CreceCT realizan puntualmente, estamos en un espacio protegido o mejor dicho en vías de protección ya que no terminan de aprobar definitivamente el PORN por las autoridades medioambientales de la Comunidad Autónoma, “competente” en la materia, encontrándose en tramitación desde 2006, les está costando evaluar las más de 11.000 hectáreas que ocupa y que abarcaría desde el Roldán, hasta Peñas Blancas pasando por la Muela y todo el frente litoral.
En esta ocasión, y para finalizar el verano con un baño, programamos pasar por la Cala del Bolete Grande, la más amplia de la zona, refrescandonos con un baño en sus aguas turquesas y cristalinas, en este dia por lo menos, ya que la presencia de barcos fondeados a resguardo del cabo y las corrientes, hace que esporádicamente las calas sean auténticos vertederos, esperemos que la concienciación y la vigilancia marítima consigan un mar más limpio. Y es que nos encontramos en la segunda reserva marina de la Región de Murcia después de Islas Hormigas. Se trata de unas aguas con gran diversidad de flora y fauna marina, con una superficie protegida de 22.000 hectáreas de las cuales 84 son de conservación integral. La riqueza es tal que son varias las empresas que se dedican a realizar salidas submarinistas con sede en La Azohia. Por tanto y aunque a menor escala, si vienes a darte un chapuzón por estas calas vírgenes que no se te olviden las gafas de bucear, como me ocurrió a mí, aunque así tengo una buena excusa para volver el verano que viene.
Junto al Arco de la Picadera, existen otros muchos atractivos naturales que en un espacio muy reducido hacen atractiva esta zona de nuestras montañas, aunque algunos solo son visibles desde el mar, por lo que tampoco está de más completar tu ruta senderista con un crucero por la zona y que tienen su salida en el Puerto de Mazarrón, tales como Cala Cerrada, el Arco de Cabo Tiñoso, La Cueva de Cristal o la de Neptuno, La Aguja, el Cantalar o las innumerables calas donde bañarte o hacer submarinismo.
El motivo principal de hacer la ruta era enseñar a los compañeros el curioso Arco de la Picadera que domina la bahía de Cabo Tiñoso y que su situación ha hecho que pase desapercibido para la mayoría de la población, ya que su vista es casi imposible desde la carretera al quedarse mimetizado con su entorno, sin embargo para los senderistas si es más conocida su existencia ya que desde el GR92 se divisa altivo junto a una cumbre secundaria de la Picadera. No obstante pocos son los que se animan a visitarlo dado lo escarpado del terreno y tener que subir monte a través, no obstante se intuye un sendero desde la carretera, en todo caso la subida es sufrida pero corta y sin dificultades técnicas por lo que está al alcance de todos.
Descripción de la ruta
Desde el Campillo de Adentro iniciamos una ruta circular, subiendo por la antigua pista militar por la que accedían a las baterías, antes de que se construyese la carretera para que pudieran pasar los cañones de Castillitos. En un pequeño tramo te saca a la carretera pero para evitarlo hacemos un poco de monte a través que solo sufrieron los aguerridos calurosos que vienen en pantalón corto. Este tramo finaliza en la carretera justo enfrente de la cima secundaria de la Picadera que oculta el arco.
Ascendemos monte a través por los infinitos senderos que los animales y las escorrentías de agua han realizado evitando los pequeños salientes rocosos que te pueden complicar el camino. Una vez en la cumbre el arco aún no se ve por estar tapado por la propia montaña, por lo que nos alejamos del mismo por la cresta en dirección suroeste hasta llegar al mirador donde se divisa espléndidamente, con toda la mar detrás y acompañado de fondo de la estelas brillantes de un sol recién salido, que deja un camino de luz que se pierde en el infinito horizonte.
Algunos compañeros no se ven con ánimos de bajar hasta el dintel del arco por lo que se quedan en este privilegiado mirador de Cabo Tiñoso dando cuenta del almuerzo. Otros se adelantan en la bajada por lo que no salen en la foto de grupo y el resto me acompañan en el descenso. Lo recorremos por abajo e incluso subimos arriba, no te lo recomiendo ya que se encuentra muy agrietado, con algún que otro agujero, por lo que el riesgo de derrumbe y caída es alto.
En esta ocasión subo directamente por la prolongación del arco hacia la cumbre, una subida corta pero intensa que te da la posibilidad de llegar a la misma base del arco más rápidamente aunque es preferible ir al mirador para tener una mejor panorámica del mismo.
Cumplido el objeto y almorzados ya todos junto ponemos rumbo monte a través hacia el camino militar que por unos momentos hemos abandonado. El grupo se dispersa mucho por lo que voy dejando postas en los cruces donde se podían perder, me extraña tanta tardanza en una bajada, finamente resulta que una participante había “pinchado” una de sus zapatillas, afortunadamente un Mcgiver nos acompañaba y con cinta americana le soluciona el problema pudiendo continuar la ruta.
Para hacer tiempo y esperar a los compañeros la cabeza de grupo bajamos hasta los acantilados que hay bajo el Cantalar y poder admirar la curiosa columna pétrea que emerge del mar y que incluso las gaviotas han “pintado” de blanco su cima. Ya todos juntos atravesamos el curioso paraje del Cantalar, zona atravesada por dos pequeñas fallas y cuyas fuerzas internas han resquebrajado la corteza terrestre creando una amasijo de rocas entre las que vegetación ha tomado posición sobre todo los palmitos y la inmensa higuera, señal de que bajo la misma existe un nacimiento de agua como lo refrenda la existencia de los restos de un antiguo pozo hoy colmatado de piedras. Un lugar para recorrer con más tiempo y con mucha precaución y deleitarse en las curiosas figuras que la geología ha producido: una reina coronada, una esfinge egipcia, un pantocrátor y diversas figuras fantasmagóricas que parecen querer salir de las rocas son las más llamativas y que sin duda Iker Jiménez le buscará un origen paranormal en alguna tragedia del pasado, como pueden ser las almas de algún naufragio de la antigüedad, yo le doy ideas.
El calor y el cansancio comienzan a notarse y el grupo se descompone, los más fuertes y ávidos de saciar el calor toman ventaja y comienzan el baño en una playa solitaria, bueno había dos personas más, pero como sino estuvieran. El resto van llegando con cuentagotas y apostados a la sombra de las rocas los más osados nos damos un baño relajante y reparador.
El regreso lo realizamos por el cauce de la Rambla de Boletes, fácil de transitar aunque te exigirá alguna trepadita sin dificultad, existiendo unas flechas blancas que te orientaran, espero que la lluvia y la erosión pronto las borre y si quieren ayudar que pongan hitos de piedras más integrados en el paisaje. Aunque no es habitual, algún compañero debió de tocar alguna avispero y varios compañeros se fueron aguijoneados, por lo que no está de más que eches en tu botiquín un crema para aliviar el dolor de las picaduras de insectos.
Aunque ya nos avisó el compañero Antonio, pudimos sufrir que el bar de la AAVV, único del Campillo de Adentro se encontraba cerrado por vacaciones por lo que no pudimos celebrar la ruta, que queda pendiente para la próxima.
Nos vemos en el monte, y ¡Tengan cuidado ahí fuera!
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